Luis Estrada

Luis Estrada Chiang
“Documento esencial de las artes lacustres”


“Mi piqueta trabaja en los terrenos de la América ignota”

Rubén Darío

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El pueblo de Nandaime, (Nicaragua), está lleno de historias mágicas que su gente cuenta a  veces de un modo fragmentario e ingenuo como si fueran –cotidianamente– normales. Estas historias han sido transmitidas oralmente, de generación en generación. He venido recopilando información anecdótica de los propios nandaimeños, en especial de mi suegro Nemesio Umaña.

Estas leyendas las configuro en mi archivo de “muestrarios folclóricos” y libros de historia de Nicaragua. Las transformo en estas narraciones poéticas cargadas de misterio y humor…

“El Viejo y la Vieja”, contada por don Nemesio Umaña

“Las bolas de fuego”, contada por don Nemesio Umaña de un modo diferente a como está narrada.

“Las tortugas de tierra”, se origina a partir de una tortuga de tierra que encontré bajo unos troncos en mi casa en el reparto Santa Ana, y de las diversas anécdotas que los habitantes de Nandaime me contaban acerca de las tortugas que se encontraban en los patios de sus casas.

“Las bodas de Acatl”, nace de mi propia investigación e imaginación.




Las Bolas de fuego


En estos bosques fríos donde el jaguar con su mirada encendida “entumía” desde el acantilado y se paseaba por los arroyos. En estos caminos donde se asentó el zompopo peregrino, donde vuelan las mayas milenarias y el místico pichete, acalambra cualquier diminuto escarabajo. En estas tierras Nandaimes, aún los espíritus del Diriá se deleitan en la danza de las bolas de fuego. Se engalana la comarca del arroyo al aparecer algún peregrino, sobre todo si es algún comerciante que provee a la región de enseres. Es cuando los soles entre los cielos de párpados azules aparecen fluctuando entre los corteses, madroños, chilamates y laureles.

los Nandaimes, algunos  dicen que son macehuales, otros tlamachas; otros los dioses de los caminos, protectores de los comerciantes (mixcoas). La verdad es que aparecen sobre todo en la finca “La Silampa”, pues allí era dominio de los Nandaimes y era lugar específico de rituales y de entierros. El capataz de la finca don Nemesio apunta: “son los espíritus que aún perviven en loj airej en laj tierraj en laj aguaj en el fuego”.


El viejo y la vieja

Ni la matanza, ni el saqueo pudo doblegar el espíritu de nuestros ancestros. La raza se manifestó con danzas, coplas, relatos, música, etc… Los “niquiranos” y “nagrandanos” han andado de fiesta en fiesta, de santo en santo, de posada y de pasada… Se dice que el viejo y la vieja eran personajes de las fiestas populares. Una de tantas veces, se fue el viejo con su vieja, a celebrar  de pueblo en pueblo, desde las fiestas lacustres, pasando por Catarina y Diriomo, hasta llegar a Diriamba y luego, el viaje de regreso. La vieja bien “empericuetada” y alborotada con su pañuelo amarrado en la cabeza de donde salen dos trenzas gruesas laterales y su vestido de estampados de flores amarillas y rojas y sus grandes tacones anchos. Al calor de los tragos de “cususa” le baila de trasero al viejo y el “piquetón” agarra con sus yemas su sombrero de paja con cintas de colores,  agitando su capa azul brillante y sosteniéndose con su bastón de madero y bailando y bailando entre copla y copla la vieja al ver que nada les daban señaló: “Te lo dije viejo baboso que naida nos iban a dar”.

Y el viejo en copla le responde:

“No te preocupes mi vieja

que aun ando un rial

y al llegar a Masatepe

Te voy a invitar a cenar

Tantara tantantatam tam tam”.

Y ahí no más el dueño del baile mandó a traer tamales y chicha para agraciar a sus invitados.

Éstas son las fiestas de nuestros antepasados que aún celebramos.



Las tortugas de tierra


La furia del rey Diriangen era incontrolable al ver las pretensiones de los conquistadores. Ordenó a los nahuales proteger los tesoros del sacrificio y ceremoniales enterrándolos, así mismo ordenó que se convirtieran en algún animal terrestre. Mientras tanto los místicos se convirtieron en tortugas de tierra. Actualmente aparecen en los patios de las casas de Nandaime; a veces se les ve caminar a los tortuguinos en peregrinación hacia el volcán Mombacho, pues allí se hacían ritos y celebraciones. Actualmente, las familias las toman como mascotas, sin embargo, las terrestres desaparecen en un hoyo que hacen en la tierra. Regresan a custodiar los tesoros. La gente afirma que donde aparece una tortuga de tierra está una guaca de oro y bártulos de arcilla y jade, sobre todo los tesoros de la “Nobleza Chorotega”: sacerdotes, reyes, princesas, guerreros, artistas y poetas.



Las bodas de Acatl


El rey Nicaragua se preparaba para casar a su hija en su reino lacustre (Nicaraocallì), situado en el actual puerto San Jorge, de la ciudad de Rivas. La mayor de las siete princesas, llamadas siete virtudes era la que se casaría. El rey se encontraba en el apogeo de la economía Niquirana. Exportaban el maíz que, fermentado y cocido en ollas de barro y luego enterrado se distribuía en los demás reinos del Diria, Nagrandano, Xalteva hasta el reino Sutiaba.

Zu Punah era de una belleza que trascendía el más excelso de los soberbios arreboles, fue el primer fruto de la reina ya de edad avanzada, por eso el nombre Zu Punah que significa parió. Sin embargo, la princesa nació con una inteligencia terráquea y grandes dotes para las matemáticas, astronomía y lenguas, era una embajadora cultural, disertaba con las demás princesas del reino acerca de la creación y la magia. Su perfil moreno de nariz aguileña y pómulos de un violeta rojizo, sus labios de sangre volcánica y su cabellera lisa e interminable con adornos de oro y bucles de jade inspiraba a todos los príncipes así como a los mejores guerreros. Hasta Agateyte el rey de mayor edad entre todos los reinos quien se dedicó a las prácticas espirituales olvidándose de todos los deseos de emparejarse. Pues profundizaba en los secretos de la caña.

Los mejores guerreros y príncipes se disponían a cruzar en caimanes  el Gran lago Cocibolca y al llegar a la isla de los dos volcanes (Ometepetl) correrían hasta la cima del volcán y desde allí volarían y donde caerían deberían llevarles algún tesoro al rey Nicaragua y sus princesas quienes decidirían quién será el afortunado.



Notas:


Ometepetl era la isla donde se reunían los sacerdotes de todos los reinos junto a los mejores hombres, allí estaban depositados muchos tesoros enterrados y ocultos en la selva, otros en las profundidades de los volcanes.

Agateyte junto a todos los competidores llegaron a su destino llevando diferentes tesoros, Sin embargo, fue la bebida de caña especial en luceros de arcilla que Agateyte tenía enterrada desde hace más de medio siglo en las faldas del volcán que complació a la princesa y sus hermanas, el rey Nicaragua no dudó en darle la mano de su hija Zu Punah e incluso le dio a escoger entre las demás seis virtudes. Y ya el reino unido por la caña y el maíz ascendió a los cielos.

Agateyte: El señor de las cañas o del cetro.

Acatl: Caña 



LUIS ESTRADA CHIANG (Managua, Nicaragua,1982)

Artista visual, escritor e investigador cultural. Ha participado en más de cuarenta exposiciones colectivas e individuales.  Creador del “Café de los Poetas”, miembro fundador de la revista literaria Hoja cultural y miembro del consejo editorial desde su fundación. Vivió en San José, Costa Rica, donde se vinculó a Ediciones Andrómeda y la revista Matérika.

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